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Para algunos la rinitis alérgica es una vieja conocida. Esta enfermedad que está totalmente apartada de las consideradas como enfermedades graves, supone la principal causa de visita al médico alergólogo. Hablamos de un porcentaje que se sitúa en torno al 55%, y que según los expertos podría haber aumentado en los últimos años.

A pesar de carecer de gravedad, ya que no supone una amenaza para la supervivencia, su alta prevalencia hace que la calidad de vida de las personas que la padecen se vea deteriorada y, en consecuencia, vean limitado el desarrollo con normalidad de sus actividades cotidianas. Entre las labores rutinarias más afectadas se encuentran las relativas al trabajo y a los estudios, ya que la enfermedad incapacita a las personas, desencadenado ello en importantes pérdidas económicas.

La rinitis alérgica no se queda en los clásicos estornudos, lagrimeo o picor de nariz comunes del padecimiento de alergia, sino que va más allá al producir fatiga o cambios de humor, y en los casos extremos llega hasta producir el deterioro de la capacidad cognitiva, provocando en los peores casos ansiedad y depresión. A ello hay que sumarle el alto porcentaje de que este tipo de alergia vaya acompañada de asma, hecho que ocurre hasta en un 80% de los casos y que implica un abordaje concreto de la enfermedad respiratoria, haciendo más grave a la rinitis alérgica.

Los costes que provoca la alergia ascienden a los 1.700 euros por paciente. Una cifra a la que hay que sumarle los gastos directos provocados por los medicamentos y el uso de recursos sanitarios, y los indirectos que estarían protagonizados por el absentismo laboral y la bajada de la productividad del trabajador afectado por la enfermedad. Según un estudio elaborado por SEAIC, concretado a través del análisis del comportamiento de hasta 700 pacientes, los gastos directos e indirectos son de 584 euros y de 1.125 euros respectivamente. Un gasto socioeconómico que tal y como apuntan los expertos supera al de otras enfermedades como el asma o la EPOC.

La rinitis alérgica provoca así un aumento del absentismo laboral, cuestión demasiado extendida en nuestro país por causas distintas, ya que según el tercer informe de Adecco 2014 sobre Absentismo Laboral, España ocupa el segundo lugar en cuanto a bajas laborales se refiere, bajas que en muchas ocasiones pueden evitarse y que provoca pérdidas de hasta 2.000 euros por empleado.

En contra del absentismo laboral existen herramientas de control en el mercado que permiten analizar las situaciones y su veracidad. Al respecto, hay que destacar que muchas empresas se decantan por contratar a un detective privado en el caso de que existan dudas sobre la evasión de trabajadores para realizar las actividades laborales pertinentes o de que las causas que anteponen para no acudir al trabajo no son suficientes o existen sospechas de su falsedad. Además, de cara a las empresas, esto supone una ayuda en la obtención de pruebas en los posibles casos de presuntos despidos improcedentes.

Sea como fuere, el absentismo laboral es claramente un problema actual en nuestro país. Existen causas en contra de las cuales no se puede luchar, como sería el caso de la rinitis alérgica, pero sí otras muchas que no cuentan con la justificación suficiente, pues estamos ante un hecho que en nuestros días supone un mal importante para le economía española.